domingo, 25 de diciembre de 2011

-Me gusta la gente fracasada.- El triunfo tiene siempre algo de vulgar y de horrible.

como te entiendo personaje ficticio ( o no tanto? ) con mi mismo nombre, a mi tambien me gusta la gente fracasada, la gente depresiva, la gente que de un manera u otra tiene que arreglarselas para seguir viviendo normalmente cuando su cabeza es un caos y los mambos dan vueltas cual caballos de plastico en una calesita y cuando por fin se logran detener, nacen nuevos caballos-mambos que giran y giran incluso más que los anteriores y asi la vida parece ser imposible, pero esa gente sigue viviendola aparentando o no, que son normales, que somos todos normales.
Nadie que este cuerdo puede decir que es normal.
Pero supongo que me gustan las personas fracasadas por que son más reales, quiza me siento un toque identificada, pero esa mezcla de no mucha esperanza con sigo a pesar de todo me gusta aunque no este muy segura de la razón, mejor no me lo pongo a pensar mucho porque creo que me deprimo.

martes, 20 de diciembre de 2011

"Como habitantes solitarios de dos islas cercanas, pero separadas por insoldables abismos."

sábado, 17 de diciembre de 2011

:(

me quiero hacer vegana..me da mucha intranquilización pensar si voy a poder o no lograrlo, aunque se que lo estoy haciendo muy muuuy de a poco dejando cositas de vez en cuando pero nose, me da miedo pensar que no voy a poder, tengo que tener mucha plata y tiempo para cocinarme..lo cual ahora no tengo por eso voy de a poco.
Que sociedad de mierda que la mayoria de las cosas del supermercado tienen algo animal la puta madre!

jueves, 8 de diciembre de 2011

Que estúpida y más absurda felicidad. Una mezcla que ningun estómago podría digerir, o quizás es más normal pero mi panza es un poco virgen digeriendo mezclas tan molestas. La tranquilidad de no esperar nada se esta nublando por tu imprevista aparición, yyyyyyyyy la puta madre no aprendo más.

domingo, 4 de diciembre de 2011

El siguiente planeta estaba habitado por un bebedor. Esa visita fue muy corta, pero hundió al principito en una gran melancolía:

- Qué haces ahí ? – le dijo al bebedor, que encontró instalado en silencio ante una colección de botellas vacías y una colección de botellas llenas.
- Bebo – respondió el bebedor, con aire lúgubre.
- Por qué bebes ? – le preguntó el principito.
- Para olvidar – respondió el bebedor.
- Para olvidar qué ? – inquirió el principito, que ya lo compadecía.
- Para olvidar que tengo vergüenza – confesó el bebedor bajando la cabeza.
- Vergüenza de qué ? – se informó el principito, que deseaba socorrerlo.
- Vergüenza de beber ! – concluyó el bebedor que se encerró definitivamente en el silencio.
Y el principito se fue, perplejo.

Los adultos son decididamente muy pero muy extraños, se decía a sí mismo durante el viaje.